viernes, 23 de marzo de 2018

Mientras hay vida, hay esperanza

Cuando nos dan una noticia acerca de una enfermedad grave incurable, o la muerte de un ser querido, nuestro primer instinto es maldecir, negar, no queremos... Rabiamos para después llorar.
Pero si pides ayuda, si lo hablas, si lo piensas detenidamente... Los muertos no sufren.
Respecto a los vivos... Lo estamos por algo, y en eso hay que enfocarse.

Sé lo difícil que es, porque estoy pasando por un momento así en mi vida, pero es necesario para mi aprendizaje, para aprender a ser más fuerte, y a soltar apegos... Porque la vida siempre te repite la lección hasta que la aprendas.

Respira, toma consciencia de tu vulnerabilidad como ser humano, y no trates de negar todo lo que sientas, sé sincero contigo mismo.
Confía, y el mundo confiará, no hay nada más poderoso que la fuerza del amor, que el mundo refleje la poderosa luz que tú tienes en tu interior.

Demuéstrale a la vida, que las fuerzas del cosmos te sustentan, que sabes aprovechar cada momento presente... Por si finalmente se muere tu ser querido, te mueres tú, o quien sabe el desenlace.

Pero nunca morimos del todo... Tan solo cambiamos de energía, pues materia somos, y en polvo nos convertiremos.

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