domingo, 12 de noviembre de 2017

El origen de la sombra iluminada

Imagina por un segundo que vives otra vida... siente mi historia, la historia de un niño, que tuvo que aprender a ser fuerte sin perder su sensibilidad.

Un niño que nació con una discapacidad que le impedía llegar al mismo nivel de habilidad e inteligencia que los demás... Torpe, aparentemente tonto, que no sabía captar las bromas, se irritaba con facilidad... En casa vivía un ambiente caótico a nivel emocional, que le impedía desarrollarse adecuadamente, y encajar en la sociedad "perfecta". En el colegio nadie quería ser su amigo... Los chicos lo veían femenino, las chicas, lo veían como alguien de quien burlarse. Tonto, feo, torpe, rabioso... Eran sus motes.

Así que empezó a jugar con amigos salidos de su mente... Más adelante, conforme los años pasaban, hubo gente que se acercó a él para aprovecharse de su inocencia, robarle, y llenar sus egos, hundiéndole, hiriéndole. Supuestos amigos que solamente lo usaban para limpiar el suelo de sus frustraciones.
Debido a la ansiedad, y a comer sin medida, engordó... Y su siguiente mote fue gordo.
También fue descubriendo su sexualidad... Y por ello le llamaron maricon.

En el instituto le despreciaban por ser diferente, por no encajar, le ignoraban tanto que él se sentía un muerto en el mundo de los vivos. Fuera de ese sitio, sus supuestos amigos le golpeaban, humillaban... Nunca tenían bastante, le ilusionaban, le insultaban día si, día no, haciéndole creer que él tenía la culpa, por no ser normal. Su hermano también le maltrataba, su madre lo castigaba, su padre, lo ignoraba.

¿Acaso había esperanza para él en este mundo? quizá era él, que era demasiado sensible, demasiado débil.
Por su forma de ser le condenaron.

Hasta que él dijo basta, finalmente se dio cuenta de que la bondad era inútil.
Y empezó a insultar, a pegar cuando le pegaban, empezó a odiar, con toda su alma... A su familia, a los amigos, a todo, al mundo entero.
Y la coraza se volvió parte de su ser... Y el mundo le despreció, porque era pura oscuridad.

¿Pero acaso no es eso lo que todo el mundo quería? Siendo luz le mataron, pues muerto, quizá lograría sobrevivir en este frío mundo.

Llegado a un punto, hubo gente que le hizo ver, lo maravilloso que era... Y con esa gente se abrió. Pero no podía dejar esa oscuridad atrás... Necesitaba protegerse, era débil.
Así que siempre sonrió, y despreció a todo aquel que le criticaba, no importaba si era con buena o mala intención, nadie iba a perturbar su paz.

Llegó a desear la muerte y el sufrimiento incluso de sus seres queridos.
Juzgó y fue juzgado.
Sus seres queridos murieron. Perdió aparentemente amigos, amigos de corazón, por su maldad sin medida.

Y su coraza se quebró, y lloró tan fuerte que lamentó cada momento de sufrimiento.
Entonces fue cuando comprendió, que para bien y para mal, los demás tenían una opinión de él, pero que él no era el único que había sufrido en este mundo.

Todos sufrimos para aprender... Hasta aprender la mayor lección de todas, a amarnos a nosotros mismos... Y al mundo.
A no depender de nadie, ni de nuestra sombra, pues esta se funde con la oscuridad, y nos protege, a cambio de llenarnos de amargura e infelicidad, destruyendo sin compasión.

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