Duelen, para qué negarlo... para que negar que nos producen sentimientos negativos... que incluso llegan a derrumbarnos.
Pero, acaso todo lo vivido, ¿no es aprendizaje? ¿acaso no nos vuelve más sabios, precavidos, y fuertes? pues aunque la gente oscura nos rodea, sucede lo mismo con la gente luminosa, aquellos que nos hacen volver a creer en el ser humano, en que la gente buena existe.
No nos lamentemos porque nos hayan hecho daño y nos hayan traicionado, tampoco de las lágrimas derramadas.
Aprovechemos el tiempo, surjamos una vez más de nuestras cenizas, pues que seamos felices o infelices tan sólo depende de una persona... nosotros mismos.