Eso es la vida ni más ni menos... la contemplamos, dulce, bella, pero cuándo nos golpea, se nos clavan esas espinas tan dolorosas, llamadas problemas, preocupaciones, fallecimientos... a veces están envenenadas, otras simplemente se han clavado demasiado adentro, e incluso son capaces de herir gravemente el corazón.
Pero otras rosas se interponen en nuestro camino, sin espinas, y con un antídoto incluido, capaz de sanar esas heridas.
Eso es a lo que llamamos amor, en toda la plenitud de la palabra, ese amor nos cura de todas las maneras posibles, nos vuelve a cautivar con su esplendor, y nos da las fuerzas necesarias para seguir adelante.
Siempre vamos a encontrar espinas en el camino, que nos causen mil y una heridas... pero acaso no merece la pena seguir adelante? nos depararán cosas buenas y no tan buenas, y con cada corte, con cada herida, nos volveremos más y más resistentes al veneno, y el antídoto nos sanará más rápido que el anterior.
Otros nos acompañarán en ese camino... y entre todos, evitaremos esas dificultades, o las enfrentaremos con la suficiente fuerza como para derribarlas... sin las oscuras espinas, no seriamos capaces de valorar a las embriagadoras rosas, las cuáles nos llenan de una luz llamada esperanza.
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