Cuanto más profundizo en mi ser, cuanto más consciente me hago de mis sombras y lo que estas reflejan, más me doy cuenta de que el origen del sufrimiento está en que no sabemos aceptar, nos cuesta tanto.
Condicionados por un sistema que obliga a escoger la razón sobre el corazón, que te hace ver al otro como un rival, en vez de como un hermano.
Guerras sin sentido, por cosas externas que realmente no nos pertenecen, nada nos pertenece... Solo quienes pasamos por un infierno en vida, aprendemos a ver las tonterías por las que damos todo, porque nos sostienen, porque "ocultan" un miedo terrible.
Miedo a no encajar, miedo a ser diferente, miedo a no ser amado... Tantos miedos inútiles. Y nos perdemos momentos tan bellos... Eso es lo que a mí me apena, por mi sensibilidad, la que todos tenemos dentro, pero algunos se empeñan tanto en negar, en moldear... incluso yo mismo.
Soy tan fuerte y tan vulnerable al mismo tiempo, es realmente sencillo quebrarme el corazón... O no. Cada uno de nosotros somos una contradicción en si, corazón y razón, fuego y hielo, luz y oscuridad... Sin darnos cuenta de que somos todo y nada.
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