viernes, 15 de abril de 2016

Reencontrándonos con nosotros mismos

En eso consiste la vida... en perderse por un mar de dudas, en buscar aquello que nos llene el alma.

A veces no sabemos lo que buscamos... otras veces lo encontramos y por el ego lo perdemos.

En ocasiones, los defectos son mayores que las virtudes... sea cual sea tu grado de "maldad", este sale a la luz, y es juzgado, no importa quienes lo juzguen, pues el mayor juez somos nosotros... y si lo consideramos nefasto, nos duele, lo condenamos.

Cuesta tragarse el orgullo, admitir errores, pedir disculpas.

Cuesta admitir que los demás no tienen la culpa de nuestros errores, pues es lo fácil, culparlos, hacerles sentir que te deben algo, cuando no es así.

Nadie debe nada a nadie, y todos somos imperfectos... acéptalo, supéralo, llora o esconde las lágrimas, pero por tu bien, rectifica.

El amor no es dolor, solo comprensión...

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