Las dos mitades se unieron... cuando acepte la oscuridad, ese otro yo... entonces sucedió. Fue engullido por la luz radiante que provoca el amor y que genera el corazón... estará roto pero lleno de esas energias... es lo que cuenta. Nada volvió a ser igual, pero no me arrepiento... me sirvió para aprender valiosas lecciones. Cada día, este corazón viviente, supura, respira... se ha completado el proceso.
Tan sólo queda aprender, aprender a tantas cosas... y sobretodo aprender a no ilusionarte demasiado, para después no decepcionarte. El camino está lleno de piedras, pero sonrio, sorteandolas y levantandome cuándo me tropiezo. Viaje constante... con luz y con oscuridad de acompañantes...
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