La noche se cierne... aún siendo de día, los corazones se adueñan de nosotros. Ya nada puedes cambiar... hasta las lágrimas se secan, y pasas de padecer y sufrir, a tan sólo sentir el dolor, y la decepción, como algo natural, que ocurre, sin prestarle mayor atención... que triste que haya que acostumbrarse a eso.
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