Cada etapa tiene un comienzo y un final... cómo un cuento, cómo un ciclo.
En ocasiones al recordar mi pasado... me doy cuenta de lo mucho que influye en mi presente, y todo lo que ello conlleva... me dirige hacia el futuro.
El destino quizá no pueda cambiarse, pero el futuro es una realidad... cada segundo, cada minuto, cada hora... pasa y no regresa.
La realidad se crea con nuestro presente... y en cada momento, vivimos ese futuro que tanto se nos prometió... ese futuro incierto que vimos y por el cuál lloramos.
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