miércoles, 12 de octubre de 2016

La venganza fútil

Érase una vez una aldea mágica, en la que él agua flotaba en forma de remolinos, y en la que los habitantes jugaban durante horas en dicho remolino, al tener la capacidad de volar.
De entre todos ellos, destacó una pareja de hermanos, que deseaban ser mayores para flotar y bañarse en dicho remolino, tal y como hacía su padre.
Lograron cumplir su objetivo, y no cabe duda de que eran felices... pero un día, el padre cayó enfermo bajo una horrenda enfermedad, y pereció. La madre, después de llorar durante un tiempo, buscó a otro hombre, con la desgracia de que fuera una mala persona, alcohólico, y maltratador. Los dos hermanos soportaron humillaciones durante varios años, pues en la aldea apenas había trabajo, solo los que estudiaban podían permitirse el lujo de trabajar, los demás, vivían de ayudas económicas o con sus padres. Pasado un tiempo, el mayor estaba con sus amigos, cabreado por todo, y de pronto, una lluvia de piedras gigantes comenzó a llover del cielo, aquello era increíble, se dijo el joven... toda la gente asustada, y él, cada vez, notaba como sus poderes iban creciendo y desarrollándose. Pero una amiga le atacó, deteniendo el ataque, y anulando dicha magia.... el joven no comprendía el por qué, estaba lleno de ira y quería soltarla. Al llegar a casa, su madre le gritó, y de malos modos le mandó a comprar junto con su hermano, en vez de salir por la puerta, voló a través de ventanas, necesitaba sentir el aire fresco.
Al llegar al supermercado, decidió que ya no podía más, que iba a acabar con todo, aunque eso significara también su muerte, así pues, compró un cuchillo, algo pequeño pero bien afilado... de regreso a casa, se toparon con varios delincuentes callejeros, asesinos a sueldo... los cuáles trataron de asaltarle y asesinarle. Por más que se defendieron, no eran rivales para aquellos expertos asesinos, el mayor trató de explicar su situación, pero tan solo uno de dichas personas le hizo caso, y juntos, trataron de matar al otro, fue en vano, su cuchillo no podía perforar a alguien y producirle una herida mortal.
Así pues, se despidió de los asesinos, dispuesto a acometer su venganza, pero poco a poco fue pensando en ellos... en lo que estaban dispuestos a hacer por un cuchillo, a asesinar a dos adolescentes, esa no era vida, y como le había dicho su amiga, ese no era él, su vida valía algo más que una venganza.
Por lo tanto, justo en la calle donde vivía, recordó su infancia, humilde, pero en la que eran felices, en lo poco con lo que se conformaban, en sus aspiraciones... y decidió huir, dejar atrás toda esa mala vida, huyendo con su hermano y dejando atrás a su madre.
Por el camino se encontraron al asesino que les había ayudado anteriormente, el cuál, le dijo que había tomado la decisión correcta, pues ninguna venganza merecía la pena en realidad, tan solo sobrevivir lo mejor posible.
Así pues, los tres se fueron en busca de algo mejor... una banda criminal, en la que el asesino era uno de los jefes, y poco a poco, comenzaron su andadura... robar a los ricos, para dárselo a la gente como ellos, gente, que la sociedad había rechazado y excluido, gente dispuesta a todo para lograr sobrevivir en aquel mundo hostil.

Un chico salió del cine llorando... consciente de que lo que había visto era cierto, la venganza no merecía la pena... en ocasiones la realidad supera la ficción, y aunque él se hubiera enfadado con sus amigos, el rencor había sido creado, y ya sabemos lo que hace el rencor... ¿verdad?

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