Al pasar por momentos dolorosos, se llega incluso a pedir... es a lo que llamamos plegarias.
Pedir por nuestro familiar, por nuestra pareja, por un amigo... por nosotros, por otros... lamentablemente, o afortunadamente, nadie dijo que la vida fuera fácil.
Cuando te suceden desgracias, lo más fácil es echarle la culpa al mundo, caer en sentimientos oscuros, quedarse con el rencor... sentir que todos son enemigos, y que nadie te ayuda.
No es cierto... aunque tú creas que si, no lo es.
El tiempo sigue avanzando, las ruedas del destino, siguen girando... no porque no te merezcas ayuda, o consuelo, si no porque todo sucede como tiene que suceder... y debemos aprender, aprender a ser fuertes.
Sobre todo, debemos tener el valor suficiente de enfrentar la situación, de creer en la esperanza, en las cosas positivas que la vida te brinda, la luz de tu corazón... creer tanto, que puedas crear magia a tu alrededor, y concretamente, ser capaz de crear magia para poder sanar tu maltrecho corazón.
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