miércoles, 24 de febrero de 2016

Despertando...

La armadura ya estaba oxidada, de tantos males, de reprimir tantas emociones perjudiciales.

La siesta te deja trastocado... no sabes cuán largo ha sido el letargo... ni por qué lo hiciste, ya que no mereció la pena.

Exploras el mundo de nuevo... y el mundo ha cambiado, siempre lo hace, a mejor y a peor... depende.

No eres el que hace tiempo se puso la armadura, ni tampoco el que estaba en su interior luchando.

Coges lo mejor de ambas personas... y sales tú, sin complejos, dispuesto a enfrentar los miedos, y a amar, a amarte tú, y a valorarlo todo.

No hay nada más hermoso... que ser consciente de que el sueño eterno toca a su fin, y de que la aventura continúa... esta vez con un final imprevisto, de tí depende.

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